
El pasado Martes Santo, nuestra Cofradía de La Lanzada vivió una jornada profundamente emotiva y espiritual, reafirmando su compromiso con la fe, la tradición y la formación cristiana que inspira nuestro caminar como comunidad educativa.
Desde primeras horas de la tarde, los nervios por la lluvia y la ilusión se entrelazaban en el corazón de nuestros hermanos, alumnos, antiguos alumnos, padres y profesores, todos unidos en una misma devoción. El cortejo se fue formando con orden y recogimiento, reflejo del esfuerzo y la preparación vivida durante todo el curso.
La imagen de Nuestro Señor de la Sagrada Lanzada, majestuosa sobre su paso, avanzó por las calles acompañada del rezo, el silencio, y la música que elevaba el espíritu. Tras Él, la presencia serena de Dulce Nombre de María, bajo su palio, envolvía de ternura y consuelo el final del cortejo.
Durante el recorrido por nuestra ciudad, fuimos testigos del respeto y la devoción del pueblo, que una vez más acogió con cariño y admiración a nuestra cofradía.
Gracias a todos los que hicieron posible este día: a nuestros hermanos cofrades, al equipo de capataces, músicos, acólitos, costaleros, personal docente y familias.